Bouncing for Good, la iniciativa comunitaria desarrollada por Motorola junto al programa One Team de la Euroliga de Baloncesto, ha continuado su segunda temporada en la región de EMEA con un nuevo evento celebrado ayer en el Col·legi Diocesà Santiago Apòstol, en el corazón del barrio valenciano del Cabanyal.

El Col·legi Diocesà Santiago Apòstol es un colegio situado en el barrio del Cabanyal de Valencia, profundamente arraigado en su comunidad local, que ofrece una educación de calidad a niños de diversos contextos culturales y sociales.

El colegio también es reconocido por su fuerte compromiso social y su estrecha colaboración con organizaciones locales, ya que sus proyectos educativos buscan promover la igualdad social y el crecimiento personal a través de la participación de la comunidad.

La actividad reunió a los niños de la escuela para una tarde llena de aprendizaje, creatividad y baloncesto, guiada por los jugadores del Valencia Basket Sergio De Larrea y Kameron Taylor, y los entrenadores del programa One Team en Valencia. La sesión se centró en el trabajo en equipo, la inclusión y el respeto, utilizando el poder del deporte y la tecnología para inspirar y conectar a jóvenes de diversos contextos.

A lo largo del día, los participantes disfrutaron de una serie de talleres y juegos interactivos que combinaron diversión y aprendizaje. Desde retos por equipos a través de códigos QR y concursos, hasta un ejercicio en grupo para diseñar su propia “pelota de baloncesto perfecta”, un mural en la que los niños pintaron balones de baloncesto reflejando los valores aprendidos durante el evento.

Motorola

“Como valenciana, para mí es especialmente significativo ver cómo Bouncing for Good crece y llega a las vidas de los niños de Valencia”, afirma Clara Borrás, directora de marketing de Motorola Iberia. “Valencia representa la esencia de este programa: una ciudad diversa y creativa donde el baloncesto forma parte de la vida cotidiana. Junto con la Euroliga de Baloncesto y One Team, nos enorgullece poner la tecnología y el deporte al servicio de la inclusión, la creatividad y un impacto social significativo”.

La celebración concluyó con la ceremonia de donación, en la que los jugadores y socios repartieron más de 100 balones de baloncesto y camisetas a todos los participantes. Las risas y el espíritu de equipo llenaron el colegio mientras los niños y los embajadores se hicieron una última foto de grupo para conmemorar la ocasión.

“Siempre es fantástico formar parte de este tipo de iniciativas y pasar tiempo con los niños. Es algo que valoramos mucho y que nos hace felices”, afirmó Sergio De Larrea. “Los valores que se han trabajado y debatido hoy, como el trabajo en equipo, son algo en lo que pensamos y aplicamos en nuestro día a día, ayudando al compañero de equipo a alcanzar el objetivo común. Creo que son lecciones muy valiosas para los niños y estoy muy contento de poder contribuir a ello”.